La ciudad de Santo Domingo, República Dominicana no debería celebrar, sino mirar con cautela el hecho de que ha quedado sola para convertirse en la sede de los XXV Juegos Deportivos Centroamericanos y del Caribe 2026, luego de que el gobierno de Guanajuato de ciudad León, México, renunciara el viernes a la candidatura.
La salida de los mexicanos llega cuando todavía Centroamérica, el Caribe y el mundo en sentido general, están en el medio de una pandemia que no solo ha causado muertes, enfermedades, sino que ha golpeado con fortaleza las economías, incluso de los países poderosos.
No tengo que describir como nos ha golpeado a nosotros de manera particular.
Los dominicanos deberíamos estar más bien en alerta, sobre si este compromiso dirigiría a la nación a gastos que puedan ir más allá de la recuperación económica que tendrá que iniciar, cuando el Estado tenga el control y manejo de la crisis.
Fue quizás ese el motivo que alejó a Guanajuato y que no ha motivado a otros países a buscar la sede del evento deportivo, que ya ha montado el país en 1974 y 1986, la primera vez en Santo Domingo y la segunda en Santiago.
Me atrevería a pensar que octubre es muy cercano para que el país tenga una idea de hacia dónde vamos en términos económicos para los próximos seis años con un nuevo gobierno al frente.
Los juegos serían en Santo Domingo, pero lo pagaremos todos los dominicanos.
También me inclino a pensar que la prioridad del país en los próximos años será fortalecer su sistema de salud, haciendo más funcionales los hospitales, la seguridad social y todo lo que tiene que ver con preservar la vida, especialmente de los más vulnerables, porque el Estado ha quedado evidenciado en ese sentido.
El país ha descubierto con el Corona-virus muchas debilidades , que ahora serán prioridad para el gobierno, porque lo exigirá la sociedad y aunque los juegos son el 2026, una parte del montaje corresponderá al gobernante del periodo 2020-2024.
Para montar los juegos el país tiene una gran infraestructura de instalaciones que reparadas de forma adecuadas bajaría el costo de construcción, sin embargo, las adecuaciones, más el montaje seguiría siendo a un costo que lesionaría otras áreas vitales del presupuesto nacional.
No soy un experto en economía, pero las experiencias vividas encienden mis antenas de alertas y me hacen analizar que, dentro de las prioridades de la nación para los seis años venideros, montar un evento deportivo de alto costo, puede esperar un poco más.
LA organización Deportiva Centroamericana y del Caribe (ODECABE) es presidida por el dominicano Luis Mejía Oviedo (Luisín), actual presidente del Comité Olímpico Dominicano y miembro del Comité Olímpico Internacional. Dar marcha atrás sería un trago amargo para él en su año de inicio al frente de la organización.
Lo que plantea un dilema se corren dos alternativas, ¿salvar el prestigio o arriesgarnos a endeudarnos más?
Los dominicanos hemos demostrados que somos muy creativos, creo que necesitamos mucho de esto, si pensamos continuar con la idea de montar los juegos Centroamericanos y del Caribe sin afectar un erario público golpeado con severidad, no solo por la pandemia, sino también por numerosos casos de corrupción gubernamental..
Es un tema para discutir y soy consciente de que lo tendré que volver a tocar.